miércoles, 17 de abril de 2013

Aquel caluroso verano

Bueno después de 1254 años sin escribir aquí les traigo un oneshot que hice hoy *///* espero que les guste :3


Autor: Anachan.
Titulo: Aquel caluroso verano.
Género: yaoi
Parejas: Sou-Marius.

Aquel caluroso verano


Comenzaba el mes de agosto y con ello las vacaciones. Las calles se empezaban a llenar de niños jugando,  todo el mundo tenía ganas de vacaciones menos Sou, a él no le gustaban nada, les parecían bastante aburridas, sobretodo porque sus padres lo obligaban a irse con ellos de vacaciones al pueblo de su padre. Era un pueblo bastante tranquilo, rodeado de un bosque muy conocido, mucha gente iba allí de acampada pero para un niño, era bastante aburrido puesto que solo vivían personas mayores.
Aquel verano no iba a ser distinto, en cuanto le  dieron las vacaciones hicieron las maletas y se fueron.
-¿Qué te ocurre?- preguntó la señora Matsushima al ver a su hijo tan cabizbajo mirando a través de la ventana con la mirada perdida en el paisaje.
-Nada... es solo que estoy cansado-dijo evitando la pregunta, sabía que como dijese algo su padre le echaría la bronca, por lo que prefería guardárselo, de todas formas... nada iba a cambiar.
Después de un largo viaje por fin llegaron al pueblo, la abuela salió corriendo en su busqueda, tenía muchas ganas de ver a su nieto, así que en cuanto lo vio salió corriendo a abrazarlo. Pero Sou era demasiado mayor ya para recibir tantos mimos de su abuela, no le hacía nada de gracia.
-Sou cariño, lleva las maletas dentro-le dijo su madre en un tono dulce.
-Si~-dijo algo desganado cogiendo las maletas y llevándoselas al cuarto.
"Me voy a aburrir demasiado en este estúpido pueblo" dijo para sus adentros pero aquel verano iba a ser totalmente distinto. Después de un rato echado en la cama, decidió irse a dar una vuelta, por hacer algo. 
Ando y ando sumido en sus pensamientos, pensando en lo bien que se lo estarían pasando sus amigos en la ciudad yendo a la piscina, al cine y a todos los sitios divertidos que se les pudieran ocurrir... 
-¡ODIO ESTE PUEBLO!-gritó con todas sus fuerzas y se apoyó en una de las paredes de una casa. De repente notó una mirada clavarse en él, giró la cabeza a un lado y allí estaba escondido detrás de una farola, un chico de pelo castaño, piel blanca y ojos negros de mirada inocente. Al darse cuenta de que le estaba mirando el chico salio corriendo. Sou se quedó algo extrañado, era un tanto extraño ese chico y en todos los años que había ido allí al pueblo nunca lo había visto además no tenía rasgos completamente japoneses. Le daba curiosidad quien podría ser  pero no le dio más importancia y volvió de nuevo a la casa. 
Pasaron un par de días que se le hicieron eternos y aún le quedaba estar allí todo el mes, parecía una tortura. Aquella tarde de martes calurosa y aburrida decidió salir al patio y quedarse sentado escuchando música. Cogió su móvil, se puso los auriculares y puso la música a todo volumen para sumirse en sus ideas. De repente abrió los ojos y se encontró al chico de ayer mirándole fijamente desde encima de la pared de la casa de al lado. Pero al igual que ayer al ver que se había dado cuenta se bajo y salió corriendo pero esta vez Sou tomó el impulso de salir detrás de él.
-¡Espera!-Gritó levantándose de la silla dejando allí su móvil, y fue corriendo hasta la casa, la cual podías pasar al jardín ya que estaba abierto. Sou se paró un instante antes de entrar en la casa, ya que en el fondo sabía que si pasaba estaría haciendo algo malo, pero al final la curiosidad por aquel chico le incitó a pasar. Entro lentamente para no hacer ruido, buscando con la mirada al chico, allí junto a la pared vio la silla donde se había subido el chico pero de él no quedaba ni rastro. Cuando se iba a dar por vencido sonó una voz dulce.
-Hola-dijo desde el fondo del patio
Sou se giró y allí estaba el chico, escondido en una esquina de la casa con la misma mirada de ayer.
-Hola-le contestó mirándole curioso-¿Qué haces ahí?-
-Me da vergüenza...-le dijo tímidamente.
Sou sonrió soltando una pequeña risa 
-Que no te de vergüenza-le dijo sonriendo mostrandole confianza para que se acercara a él -¿Cómo te llama?-
El chico  se apartó de la esquina y se acercó a él, era alto pero seguía pareciendo más niño que él, su piel era pálida aunque sus mejillas eran sonrosadas. 
-Me llamo Marius-dijo sonriendo dulcemente, lo que hizo que algo dentro de Sou "se moviera".
-¿Por qué me seguías ayer?-
-Es que me aburro aquí, no hay nadie de mi edad y ayer te vi llegar y pensé que podría ser tu amigo pero... me daba vergüenza... no manejo muy bien el japones-
-¿No lo manejas bien?-preguntó extrañado Sou.
-Sí, es que soy medio alemán medio japones y me mude hace unos años a japón por lo que aún no hablo bien...-
Sou soltó una pequeña risa y mirándolo dulcemente le dijo
-No te preocupes por eso, si hablas conmigo practicarás, no tienes porque tener miedo-
A partir de ese momento empezaron a pasar los días juntos, jugando,practicando el idioma... Sou ya no quería que se pasaran rápido los días, no quería volver a la ciudad, los días con Marius eran geniales y no quería que eso acabase.
-Sou~-gritó Marius desde la puerta, Sou estaba durmiendo, el día anterior había sido bastante duro y estaba muy cansado por lo que se había quedado durmiendo, aunque al oír la debil voz del chico se despertó corriendo.
-Marius, Sou está en su habitación-dijo la madre amablemente saliendo al encuentro del niño-pasa a ver si tú consigues despertarlo-
-¡Vale!- Marius entró corriendo, Sou al oirlo se hizo el dormido para ver como reaccionaba el pequeño.
-Sou~-dijo entrando en la habitación-he traido helados- levantó la mano con los dos helados de chocolate, cada uno en su bolsita, a Sou le encantaba el helado pero en ese momento decidió seguir con la broma y hacerse el dormido.
-¿Sou?-preguntó el pequeño al no recibir respuesta pero solo consiguió un silencio enorme, dejó los helados encima de una mesita que había en el medio de la habitación, y se fue a la cama. -Sou despierta-dijo moviendolo pero Sou, aguantándose la risa, seguía con los ojos cerrados.
-¡Sou!-dijo en un tono quejica acercándose a su cara para ver si despertaba, Sou notó como se acercaba a su cara, como estaba a poco centímetros y notaba su respiración y, sin entender el por qué, aquello hizo que su corazón palpitara más fuerte y sus mejillas se pusieran totalmente rojas. -¡Sou despierta ya!-le dijo clavandole el dedo en la mejilla.
-¡Ya, ya!-dijo abriendo los ojos sonrojado, incorporándose deprisa.
-¡por fin! Pensé que moriría esperando...-dijo frunciendo el ceño molesto.
-Es que estaba cansado..-replicó él algo confuso por lo que le acababa de ocurrir.
-Traje helados-cogió los helados de la mesita y se los mostró sonriendo ampliamente.
-¿De que son?-preguntó relamiéndose.
-De chocolate y vainilla-respondió feliz.
Abrieron los helados y se los empezaron a comer tranquilamente en silencio. Sou se fijo en los labios del pequeño, "parecen apetecibles" pensó sin poder dejar de mirarlos, cuantos más los miraba más los quería probar, le picaba la curiosidad a qué podrían saber pero cuando se dio cuenta de lo que estaba pensando apartó la mirada corriendo, "¡¿En qué pienso?!" pensó alterado para si mismo. 
-¿Pasa algo?-le preguntó el pequeño al verlo tan nervioso.
-N-no es nada...-respondió nervioso- Es solo que me acabo de despertar y aún estoy algo dormido-
Desde aquel momento, no dejaba de pensar en esos labios, en que cada vez le apetecían más, no había momento en el que no los mirase, solo podía pensar en el pequeño y en sus labios... "Me voy a volver loco" dijo echándose en la cama tapándose la cara con ambas manos. Ya no sabía que hacer, no podía pensar en otra cosa... 
-¿Y si los pruebo?... quizás así se me quite todo esto...-dijo en voz alta mirando al techo.
-¿Qué quieres probar?-preguntó el pequeño el cual entraba por la puerta.
-¡¿Qué haces aquí?!-preguntó Sou dando un salto asustado por el chico.
-Quería verte-
"Quería verte", aquella insignificante frase había hecho que una felicidad enorme recorriera el cuerpo de Sou.
-¿Ah sí? me echabas ya de menos ¿no?-dijo en tono burlón.
-Eres tonto-dijo entre risas el pequeño-me aburría sin ti, ¿qué haces?-
-La verdad es que nada, estaba echado en la cama-
-Vamos a jugar~-
-¿A qué?-preguntó echándose de nuevo en la cama.
-No sé... algo divertido.. ¡me aburro! ¡Vamos al río!-
-¿Al río quieres ir?-
-¡Sí!, que hace calor-
-Bueno~ vamos al río-
Cogió una pequeña mochila y echó algo de bebida y comida y se fueron hacia el río, era un día bastante caluroso por lo que ir al río era la mejor opción. Llegaron a una parte plana donde se podía jugar y donde había algunas piedras para sentarse.
Sou soltó la bolsa, se quitó los zapatos y se fue a la orilla del río a refrescarse.
-Que bien sienta esto...-dijo en voz baja aliviado.
-¡Sou vamos a meternos!-dijo el pequeño quitándose la camiseta. Sou se quedó mirando su pálido pecho embobado, ahora ya no solo le gustaban sus labios... le gustaba todo de él... y verlo así le ponía algo nervioso. 
Después de la camiseta, el pequeño se quito los pantalones quedándose en boxers, Sou apartó la mirada deprisa, el solo hecho de verlo así le ponía muy nervioso, pero si no quería levantar sospechas en el pequeño tendría que aguantar y fingir como fuera.
Se quitó la camiseta y los pantalones quedándose también en boxers y se metió corriendo en el agua, a ver si está le calmaba.
-¡Oye pero espérame!-dijo el pequeño metiéndose corriendo junto a él.
Estuvieron un buen rato jugando y nadando con lo que la energía del pequeño acabó rápidamente  Se salieron a la orilla y se sentaron a comer, después de comer, Marius se quedó durmiendo sobre el regazo del mayor. Este no paraba de mirarlo mientras le acariciaba suavemente el cabello. 
-¿Y si aprovecho ahora?-dijo en voz baja mientras lo miraba. "Total... está durmiendo, no se dará cuenta"dijo mientras acercaba lentamente su cara pero a poco centímetros de sus labios paró "tú puedes... no se dará cuenta" se decía así mismo pero algo le impedía seguir por lo que al final decidió parar, "Ya lo haré" se dijo sonriendo mientras seguía mirándolo sonriendo con dulzura. Se podía decir que le encantaba mirarlo, de echo muchas tardes se las pasaba mirando al pequeño, no se le escapaba ni el más mínimo detalle de nada de lo que hacía.
Los días fueron pasando y las vacaciones pronto llegarían a su fin y eso temía Sou por encima de todo, no quería separarse del pequeño, para él era muy especial... tan pronto como fueron avanzando los día también llegó el día del festival de verano que se celebraba en el pueblo, para Marius era la primera vez que iba por lo que no se lo quería perder y por supuesto Sou tampoco se perdería ir con él.
Ambos vistieron un yukata, en el festival casi todo el mundo iba con el yukata, estaba lleno de puestos de comida y de mascaras, el festival era muy famoso por lo que mucha gente iba así que el pueblo se llenaba de familias con sus hijos pequeños y de parejas de novios.
-Marius, no te separes que si no te vas a perder y luego no sé donde estarás- le dijo preocupado al ver tanta gente. Marius lo miró sonriendo y le cogió de la mano.
-Así no me perderé-le dijo con una gran sonrisa, Sou se sonrojó pero su mano era tan cálida que no la quería soltar jamás.-Oye compramos de eso-dijo señalando un puesto de bolitas de pulpo-
-¿Eso te apetece ahora?-
Marius asintió con la cabeza y el mayor cumplió sus deseos y mientras iban andando tranquilamente por todo el festival mientras comían a Marius hubo algo que le llamó la atención.
-Sou...-dijo con la boca llena, el mayor que estaba distraído giró la cabeza mirándolo.
-Dime-
-¿Qué hacen?-dijo mientras señalaba a una pareja que se estaban besando, Sou al mirar la escena se atragantó poniéndose nervioso.
-S-se están besando-dijo aclarándose la garganta.
-Mmm ¿y por qué?-
-Pues porque se quieren... eres mayor ya para saber eso-dijo intentando que parase.
-Lo sé-dijo riendo-pero es que con esos temas te pones nervioso, que te he visto- y el pequeño tenía razón, ya que cada vez que Sou veía a una pareja besarse no podía evitar imaginarse a él besando a Marius y eso hacía que se pusiera muy nervioso.
-¡Eres malo!-dijo riendo mientras le hacía cosquillas en los costados, el pequeño se apartó riendo.
-Pero... la verdad es que nunca he besado a nadie-dijo llevándose el dedo a los labios.
-¿Nunca?-
-No...¿tú sí?-
-¡Claro!-vaciló- he besado a muchas chicas- lo cual exageraba ya que solo había besado a su tía cuando aún era muy pequeño.
-Ah... ¿y cómo es?-preguntó curioso.
-Sabe rico-mintió pero tuvo el impulso de preguntarle -¿quieres probar?-
-¿Probar?-le dijo el pequeño.
-Sí para saber como es un beso, lo pruebas conmigo que tienes más confianza-dijo rápidamente decidido, quería por todos los medios besarlo y aquella era una perfecta oportunidad.
-Vale-dijo tímidamente.
El mayor lo cogió de la mano y lo llevó detrás de los puestos para que no los viera nadie.
-Para que no te de vergüenza nos venimos aquí detrás que no te ve nadie ¿vale?- 
El pequeño asintió sonriendo.
-A ver... primero tienes que cerrar los ojos-le indicó el mayor y el pequeño le hizo caso enseguida.-Ahora me acerco lentamente ¿vale?- 
-Sí~-respondió el pequeño aun con los ojos cerrados.
Sou trago saliva, no podía creer que al fin pudiera besarlo, le agarró de los hombros y se acercó lentamente, cuando estuvo a poco centímetros cerró los ojos y posó sus labios sobre los del menos. Fueron unos segundos pero fue de lo mejor, no se había equivocado, eran geniales.
Cuando se aparto, lo miró riendo levemente, el menos aún estaba con los ojos cerrados.
-Ya los puedes abrir ¿eh?- le dijo entre risas.
-A-ah sí-dijo sonrojado.
-Bueno ¿y qué te ha parecido? ¿te ha gustado?-le preguntó nervioso por si la había cagado.
-Sí...-dijo sonrojado mirando al suelo- me ha gustado-
-¡¿De verdad?!-le preguntó sorprendido e ilusionado al mismo tiempo.
-Sí, quiero más-le pidió el pequeño mirándole a los ojos, sonrojado, Sou se estaba derritiendo al verlo así y se moría de ganas de besarlo de nuevo.
-Ven~-le dijo mientras lo cogia de la mano y se lo llevaba hasta un pequeño parque que había alrededor-Aquí nadie nos va a molestar-dijo sentándolo en un banco-te voy a dar un beso diferente ¿vale? más largo-dijo sonriendo, y así sentándose a su lado, cogió al menor por la cintura para acercarlo a él y lo beso, esta vez diferente, profundizando el beso, disfrutando de cada segundo.
Aquella noche sin duda fue la mejor de todas sin embargo, el verano ya había llegado a su fin y tenían que volver de nuevo a la ciudad, aquello le partía el alma a Sou... ahora que había conseguido al pequeño no quería perderlo.
-Sou, cariño, despídete ya y coge tus maletas-le dijo la madre que estaba en el coche organizando el equipaje.
-Sí~, ven Marius-dijo llevándolo de la mano al interior de la casa.
-No quiero que te vayas...-
-Yo tampoco pero me obligan... ¿tú también vuelves mañana?-
-Sí...-
-Bueno, me esperarás ¿verdad? hasta el verano que viene-le preguntó a lo que el chico le contesto asintiendo con firmeza y le dió un rápido beso, sonriendo después sonrojado.
-Anda ven-dijo Sou sonriendo y le cogió de la cintura para pegarlo a él y le dio un beso- Eres mio-le susurró- y diciendo esto se despidieron.
Aquel verano había sido diferente, más bien había sido el mejor verano de su vida pero aún le esperaba algo en la ciudad que sería aún más genial.
FIN